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La senda del perdedor

Antes tenía amigos

Antes tenía amigos, me refiero a mucho antes, cuando era un niño. Ahora no sabría decir si eran los mejores amigos del mundo, pero estaban siempre alrededor. La primera gran pérdida de la vida adulta son los amigos. Puede que consigas un amigo con quien hablar, pero no vuelves a dar con uno que se deje abrazar. El periodo de tiempo que transcurre entre que pierdes los abrazos de tus amigos y encuentras los abrazos de las mujeres puede alargarse tanto que a veces parece eterno. Recuerdo a los amigos mientras imagino a las mujeres. Puedes tocar a mil mujeres sin llegar a agarrar ninguna, aunque siempre es mejor que no tocar nada de nada. Una mujer con sus tetas y su culo y su coño oscuro como uno de esos túneles del terror en los que te metías de niño, para sufrir antes de entrar y durante casi todo el trayecto y de los que salías con una estúpida sonrisa de satisfacción, como diciendo: Sabía desde el principio que podría con ello, una mujer, decía, es siempre una realidad de algún tipo. En cualquier caso uno a veces persigue ángeles y otras veces, media hora después, se saca la polla y se la machaca.

Cuando llegué a casa esta mañana (aún de madrugada)

Saqué la llave y abrí con muchísimo cuidado de no hacer ruido. Entré muy despacito y volví a cerrar. Debería dedicarme a ladrón.

El recibidor estaba en tinieblas y, naturalmente, no podía dar la luz. Tuve que andar con mucho cuidado para no tropezar con nada y armar un escándalo. Inmediatamente supe que estaba en casa. Nuestro recibidor huele como ninguna otra parte del mundo. No sé a qué, pero se nota en seguida que uno está en casa. Empecé a quitarme el abrigo para colgarlo en el armario, pero luego me acordé de que las perchas hacían un ruido terrible y me lo dejé puesto.

Mi madre tiene un oído de tísico, así que tuve mucho cuidado al pasar por delante de la puerta de su cuarto. Hasta contuve el aliento. A mi padre, cuando duerme, se le puede partir una silla en la cabeza y ni se entera, pero basta con que alguien tosa en Siberia para que mi madre se despierte. Es nerviosísima.

Tardé como una hora en llegar hasta mi habitación.

No es por nada

Tengo más miedo que una caca cuando apegada a sus esfínteres ve con recelo el abismo que la separa de las aguas de la taza. Me refiero a tener que salir hoy para casa. La verdad es que me hace menos gracia que a la mierda tan descomunal altura.

Las mierdas no nacieron para hacer acrobacias por el aire en saltos de trampolín de culo.

Total, para qué salir, si las mierdas ni siquiera irán como partes invitadas a unos Juegos Olímpicos por muy fantástico que lo hagan.

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

¿Qué Organismo se acuerda de la mierda? Dime.

Ay, qué solas están las cacas...

Así que nos dejas, ¿eh?

--Así que nos dejas, ¿eh?
--Sí, señor, eso parece.
Empezó a mover la cabeza como tenía por costumbre. Nunca he visto a nadie mover tanto la cabeza. Y nunca llegué a saber si lo hacía porque estaba pensando mucho, o porque no era más que un vejete que ya no distinguía el culo de las témporas.
--¿Qué te dijo, muchacho? He sabido que tuvisteis una conversación.
--Sí. Es verdad. Me pasé en su oficina como dos horas, creo.
--Y, ¿qué te dijo?
--Pues eso de que la vida es como una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego. Estuvo muy bien. Vamos, que no se puso como una fiera ni nada. Sólo me dijo que la vida era una partida y todo eso... Ya sabe.
--La vida es una partida, muchacho. La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego.
--Sí, señor. Ya lo sé. Ya lo sé.
De partida un cuerno. Menuda partida. Si te toca del lado de los que cortan el bacalao, desde luego que es una partida, eso lo reconozco. Pero si te toca del otro lado, no veo dónde está la partida. En ninguna parte. Lo que es de partida, nada.
--¿Ha escrito ya a tus padres?
--Me dijo que iba a escribirles.
--¿Te has comunicado ya con ellos?
--No señor, aún no me he comunicado con ellos porque, seguramente, los veré el miércoles por la noche cuando vuelva a casa.
--Y, ¿cómo crees que tomarán la noticia?
--Pues... se enfadarán bastante. Se enfadarán.

Grupo de linchamiento

Imagina una enfermedad que avanza borrando sus pasos, de manera que un individuo en la fase terminal no tendrá memoria de los momentos anteriores de bienestar. Un enfermo sin recuerdos de salud, y aún peor un enfermo que confunde la salud con una especie de enfermedad temporal, de fácil curación que padeció hace muchos años. Una enfermedad capaz de crear un espejismo, según el cual el asesino de niños es el constructor de hombres. Una enfermedad mentirosa y perfecta capaz de inventar monstruos a los que machacar con su verdadera monstruosidad camuflada.

Ahora piensa en todos los enfermos que conoces y tendrás un magnífico grupo de linchamiento.

Los más raros

no es frecuente verlos
porque donde hay multitud
no están
ellos.

esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
sinfonías buenas
los pocos
libros buenos
y otras obras.

y de los
mejores tipos
raros
tal vez
nada.

ellos son
sus propios
cuadros
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

Yo soy yo y tú eres tú

(...) "es de esos a los que cuando a la maestra se le cae la tiza al suelo, van corriendo a recogérsela para que les den una galletita. No obstante, a pesar de (...), veo en él a alguien con futuro.

Es una persona que haga lo que haga siempre le van a salir bien las cosas.

Es de esas gentes que pueden ser lo que quieran: desde ingeniero de técnicas superdificilísimas a barrendero o delincuente, pero que en su oficio serán de lo mejorcito. Si no por talento, sí por suerte. Sin embargo, no sé porqué, le auguro una vejez solitaria. Le miro y veo a un viejo junto a una chimenea, con una pipa y una bata a la altura de las rodillas de sus piernas desnudas, blanquecinas y sin pelos, feas, mirando antiguos recortes de periódico de sus proezas profesionales sin una viejecita desdentada y maloliente a su lado con quien compartirlas. (...)

(...) La (...), crecida en la casa de los sueños, se nota que su vida ha sido demasiado fácil y que su padre jamás le ha azotado las nalgas.

Esto, que a primera vista puede parecer beneficioso, a la larga ha venido a confundir su mente y la ha llevado a creerse la protagonista de un cuento de amor en la que ella es la princesa de un hermoso reino y su novio, un bello príncipe azul con un miembro viril pasional y exacerbado que, cuando se expande, llena todos los oscuros rincones de su vagina extremeciéndola de puro placer.

Mientras siga sumida en esta fantasía de cuento no hay problema. El riesgo viene en que despierte de su mágico sueño y se dé cuenta de la cruda realidad, pues su mundo se derrumbaría conduciéndola, muy probablemente, al puterío." (...)

La senda del perdedor

La primera cosa que recuerdo es estar debajo de algo. Era una mesa, veía la pata de una mesa, veía las piernas de la gente, y una parte del mantel colgando. Estaba oscuro allí debajo.

Nadie parecía darse cuenta de que yo estaba allí. La luz del sol se reflejaba en la alfombra y en las piernas de la gente. Me gustaba la luz del sol. Las piernas de la gente no eran interesantes, no eran como el trozo de mantel que colgaba, ni como la pata de la mesa, ni como la luz del sol.

Entonces me di la vuelta y salí.

Presentación

BIOGRAFÍA

...Extracto del artículo 'La párvula historia de un talento perdido'
de Julio Manrique de la Rosa
publicado en la revista cultural Literalis(número 4, año'2003)

Nació en Barcelona, España, la noche de un lluvioso sábado 20 de noviembre de 1971, allá a las cuatro.

Desde muy niño leyó vorazmente los clásicos, primero la cartilla (mi mama me mima) y luego El Quijote y otros libros y revistas de dudosa catadura moral que encuentra en la despreocupada biblioteca de su tutor.

Empieza así, como resulta "normal", a escribir a los ¡dos años! y publica ya un trabajillo a los tres y medio en el periódico de la escuela ocasionando un tremendo revuelo entre el arcaico y anclado profesorado de la época que le supone un tremendo castigo.

De párvulo vive aquí y allí, lo que le lleva a entrar en contacto con gente variopinta de los más remotos y oscuros rincones del planeta, entre los que se encontrarán varios escritores menores de vanguardia del momento, entre ellos su entrañable y futuro amigo y colaborador, el renegado neozelandés Arthur Mier.

A su amparo, pronto alcanzará un puesto eminente en el submundo intelectual y literario.

En 1976 publica su primer cuento, El niño precoz Lombino, asombrando a propios y extraños con su temprana inteligencia y vastísima cultura y con el que adquiere fama comarcal.

Varias veces es propuesto para el Premio Infantil de las Letras catalanas que se le niega injustamente por razones políticas.

Aunque su tierra está presente en sus páginas, su tono cándido, limpio y emocionado supera todo particularismo. No entendido, fue tal vez el primer catalán que se apartó del realismo regionalista, abriendo nuevas perspectivas a la narrativa española.

Ante todo, este primer cuento, nos pone en contacto con lo excepcional, con lo insólito. Pero es algo más que un cuento fantástico, es un sutil ejercicio mental, un juego metafísico que puede llegar a producir un auténtico vértigo intelectual teniendo en cuenta la temprana edad del que lo escribe.

Pronto el erudito que lleva dentro se somete al creador que ante todo es.

Nacido a las cuatro (1983), libro fundamental dentro de su inmensa obra, supone la cima de lo que él mismo llamó "narrativa de lo puto", es decir, la narrativa de los que no se sienten a gusto en el mundo en que viven, mundo que se les aparece como un caos y una angustia hiriente y sin sentido. Es éste, ante todo, un grito desgarrado ante la crueldad, el odio, la injusticia, la podredumbre, la porquería, "la mierda". Encierra, además, una serie de angustiadas preguntas sobre el sentido de la vida, sobre la mísera condición humana. Se distingue en él un sentimentalismo irónico con aspiraciones filosófico-didácticas, tono escéptico que puede llegar al pesimismo más altisonante. El autor desnuda aquí su alma por completo, convierte el susurro en grito, la quietud en gesto, llevando al texto su mundo interior, ese vago contorno del espíritu, creando un universo donde lo real y lo soñado se confunden, se entrelazan de tal manera, que llega a ser difícil saber cuándo se vive y cuándo se sueña.

Con los libros siguientes, Yo soy yo y tú eres tú (1985), Por el agujero del culo no entran moscas si uno no quiere (1987) y, sobre todo, con El coño de Las Bernardas (1989), marcará un final y una nueva orientación a su obra: lo poético.

Su temática dominante continuará girando en torno a lo absurdo de la vida, en la que se agitan marionetas arrastradas por el tiempo hacia la muerte, pero su estilo, de una pureza y una tersura magistrales, deriva hacia el poema y el poema en prosa.

Este nuevo estilo se define, sobre todo, por la densidad y la gravedad de su tono. Huye de los halagos sensoriales y sonoros para elaborar un lirismo sobrio, contenido, aunque intensísimo. Su lengua, cargada de significación y de valores evocativos, es fruto de un trabajo riguroso.

Sus temas predilectos son la visión de la realidad como un laberinto incomprensible, la personalidad humana y sus extraños desdoblamientos, el destino del hombre y de la civilización, el tiempo, la eternidad, el infinito, la muerte y, como siempre, la mierda, su tema predilecto. Se trata, pues, de un autor de perfiles metafísicos. En su obra late un espíritu elegantemente escéptico y preocupado por los enigmas del vivir humano. Extraños perfiles si se quiere, pero profundamente humanos. Junto a ello, hay que destacar sus valores literarios. Es, ante todo, un creador con un inmenso talento poético. Su estilo es inconfundible, aparentemente frío, pero cargado de sentido y enormemente sugeridor; lo definen, entre otras cosas, una sutil ironía, la precisión y, a la vez, repentinos hallazgos poéticos.

Este talento se manifiesta todavía con mayor fuerza en sus libros siguientes: Prosopopeya (1990), De mudanza por el valle de la muerte (1991), Viaje de ida y vuelta (1994) y, su obra más universal hasta la fecha, La literatura y el puterío (1995).

Es ésta una bellísima novela poética en donde el lirismo cobra un amplio y hondo alcance. Las preocupaciones del poeta se muestran ahora más positivas, firmes y esperanzadas, proponiendo un enfoque y camino nuevos.

Escribe con los cinco sentidos y para los seis sentidos. Su mensaje se gusta, se paladea y hasta se huele. Es, sin duda, el libro más famoso del autor, con varias ediciones multilingües. En él se enfrenta el poeta, austero y solo, pero lleno de carga emocional, con los problemas seculares de las gentes, sus necesidades, sus miserias, sus mierdas... El lenguaje es directo, desgarrado, sarcástico a veces y con algunas imágenes de gran fuerza y atrevimiento. "No hablo para los estúpidos", dice.

Al margen de grupos, manifestaciones públicas y honores, entregado a su obra e intensamente preocupado por los problemas de la condición humana, de su tiempo y de su tierra, continúa su ingente producción con títulos como Poesías y Candela (1997), donde sus casi 2.000 versos entremezclados con una sugerente prosa, componen un relato mítico y épico protagonizado por un héroe o superhombre -Candela-; Humor de perros y llagas en el corazón (1999), de raíz popular y donde la fuerza expresiva es un rasgo esencial de su estilo; El cuento de un amor truncado (2000), hondos cuentos y poemas personales, autobiográficos; Yo maté a tu padre, qué pasa (2000), que le da fama entre los jóvenes actuales convirtiéndole muchos de los poemas que enriquecen el libro en himnos de juventud; y su última producción hasta el momento: Sara: de princesa a puta sin pasar por en medio (2002).

Verdadero guía y maestro de la generación actual, sus normas son la lucha, la negación y la duda. Y de ellas saca él su metafísica de la desesperación, de la angustia y la agonía que expone con insistencia agresiva en sus composiciones; que hace encarnar con tremenda desnudez en los personajes de sus novelas, que está en el fondo de la inspiración natural de su poesía y que es para él la esencia del espíritu humano hecho de disonancias con su conflicto permanente entre el ideal y la realidad, el cielo y la tierra, su sentido sanchopancesco de lo inmediato y su ansia quijotesca de inmortalidad, de eternidad.

"Cada línea de su obra es una obra maestra, perfecta." (Benito Moreno)

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Nacido a las cuatro (1983) "Nada convencional. Para lecturas en circunstancias extremas. Terrible, tétrica, grandiosa".
Benito Moreno "La palabra"

Yo soy yo y tú eres tú (1985) "Una horrible locura absolutamente inspirada. El talento innato de un pequeño ruiseñor llegado del infierno".
Benito Moreno "La palabra"

Yo soy yo y tú eres tú (1985) "Un desastre sin sentido con pequeñas dosis de excelente calidad. Para lectores poco exigentes".
Miguel Langredo
"El rincón de las letras"

La literatura y el puterío (1995) "Una novela cruelmente divertida".
Adolfo González Nieto
"La Avanguardia"

La literatura y el puterío (1995) "El resurgir de un escritor proclive venido a menos".
Pilar García "La Crónica"

La literatura y el puterío (1995) "¿Fruto de la casualidad? ¿Poeta, novelista o infiltrado?".
Óscar Martín "Palabras"

Yo soy yo y tú eres tú
2º en el Premio de la Juventud
Festival de narrativa de Barcelona

Prosopopeya
Finalista
Concurso de poesía Villa de Madrid

De mudanza por el valle de la muerte
Finalista
Premio de Narrativa corta Salamanca'91

La literatura y el puterío
1º en el Certamen de las Letras Ciudad de Toledo

Prólogo

(Autor de numerosos libros.
Enorme desconocido del gran público.
Ingenio y misericordia unida en el que ha sido llamado El pequeño ruiseñor del Infierno.)

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EL COMIENZO. Características

Web: La senda del perdedor.

Alias: El pequeño ruiseñor del Infierno.

Nacimiento: 20 de noviembre de 1971 en Barcelona, ESPAÑA.

Pasatiempos: La literatura y mirar la hora.

Habilidades: Sé hacer barquitos de papel y la "o" con un canuto.

Estudios: Diplomado universitario y otros tantos títulos más que te pedes por las trancas habichuelas (sobre to mi madre). También tengo unos cuantos masters del universo.

Publicaciones: Autor de numerosos libros. Entre los más representativos (o sea, todos): "El niño precoz Lombino (1976)" -- "Nacido en el cuarto tercera cuando me parió mi madre una noche de lluvia allá a las cuatro (1983)" 'Nacido a las 4' -- "Yo soy yo y tú eres tú (1985)" -- "Por el agujero del culo no entran moscas si uno no quiere (1987)" -- "El coño de Las Bernardas (1989)" -- "Prosopopeya (1990)" -- "De mudanza por el valle de la muerte (1991)" -- "Viaje de ida y vuelta (1994)" -- "La literatura y el puterío (1995)" -- "Poesías y Candela (1997)" -- "Humor de perros y llagas en el corazón (1999)" -- "El cuento de un amor truncado (2000)" -- "Yo maté a tu padre, qué pasa (2000)" -- "Sara: de princesa a puta sin pasar por en medio (2002)" -- "Manco y enamorado (2004)".

Otras historias: Fundador de dos minirevistas (ya desaparecidas): "El oro de mi culo" y "El boletín de la princesa Sara".

He dicho: "Más que grandes pollas, hay grandes formas de penetrar" -- "Yo no soy solamente yo. Soy yo y mi humilde polla" -- "Mucho me temo que los expertos prepotentes Masters & Johnson, no han visto ni el puto reflejo de la vagina de una puta en su puta imaginación" -- "El follador se forja follando" -- "Nací y moriré polla" -- "No, no y no" -- "Sí, sí y sí".