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La senda del perdedor

Yo soy yo y tú eres tú

(...) "es de esos a los que cuando a la maestra se le cae la tiza al suelo, van corriendo a recogérsela para que les den una galletita. No obstante, a pesar de (...), veo en él a alguien con futuro.

Es una persona que haga lo que haga siempre le van a salir bien las cosas.

Es de esas gentes que pueden ser lo que quieran: desde ingeniero de técnicas superdificilísimas a barrendero o delincuente, pero que en su oficio serán de lo mejorcito. Si no por talento, sí por suerte. Sin embargo, no sé porqué, le auguro una vejez solitaria. Le miro y veo a un viejo junto a una chimenea, con una pipa y una bata a la altura de las rodillas de sus piernas desnudas, blanquecinas y sin pelos, feas, mirando antiguos recortes de periódico de sus proezas profesionales sin una viejecita desdentada y maloliente a su lado con quien compartirlas. (...)

(...) La (...), crecida en la casa de los sueños, se nota que su vida ha sido demasiado fácil y que su padre jamás le ha azotado las nalgas.

Esto, que a primera vista puede parecer beneficioso, a la larga ha venido a confundir su mente y la ha llevado a creerse la protagonista de un cuento de amor en la que ella es la princesa de un hermoso reino y su novio, un bello príncipe azul con un miembro viril pasional y exacerbado que, cuando se expande, llena todos los oscuros rincones de su vagina extremeciéndola de puro placer.

Mientras siga sumida en esta fantasía de cuento no hay problema. El riesgo viene en que despierte de su mágico sueño y se dé cuenta de la cruda realidad, pues su mundo se derrumbaría conduciéndola, muy probablemente, al puterío." (...)

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