Lo peor de todo
He conseguido trabajo en una tienda de hamburguesas. Es una tienda grande que pertenece a una cadena aún más grande con establecimientos en todo el país. Está toda decorada en rojo, amarillo y naranja. Tiene fotos de las hamburguesas, para que la gente las vea y elija. Las hamburguesas que servimos son considerablemente más pequeñas que las que aparecen en las fotos. Tenemos doce tipos distintos de hamburguesas; con queso, con bacon, con lechuga, con cebolla, con salsa barbacoa, con tomate y mostaza o bien sin queso, sin bacon, sin lechuga, sin salsa barbacoa, sin cebolla, sin tomate o sin mostaza. Te puedes comer una hamburguesa sólo con el pan, pero te cuesta lo mismo que una con tomate y mostaza, así que no sé si merece la pena. Entro a trabajar a las nueve de la mañana, pero me levanto a las ocho para no llegar tarde. Lo primero que hago al entrar es pasarle un paño a las mesas, un paño húmedo, si alguna está muy sucia le pongo detergente al paño, pero normalmente no hace falta. Después voy a la cocina y me ocupo de las patatas fritas y los aros de cebolla. Mi padre pensaba que yo tenía madera de diplomático, pero lo cierto es que la mitad de las patatas fritas se me caen fuera de las cestas. Aquí no sólo servimos hamburguesas, tenemos también algunos platos combinados con los nombres en inglés, pero yo personalmente pienso que uno no debe comer nada que no pueda pronunciar con facilidad.
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La senda del perdedor -
airezul -