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La senda del perdedor

Viernes Santo

De niño me dijeron que si mordías las hostias mordías a Dios, así que me pasaba horas y horas con la oblea pegada al paladar haciéndome cosquillas y volviéndome loco. (Es sólo un ejemplo.)

No mantengo muy buenas relaciones con la iglesia. De niño me lo había tragado un poco y pedía perdón a Dios después de cada paja, pero es que de niño te cuentan muchas estupideces y como eres pequeño y tienes las orejas más grandes que cualquier otra parte del cuerpo entra todo. Después con los años seguí con las pajas.

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