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La senda del perdedor

Supongo que Dios pensó en todo, incluso en las cerraduras de las puertas

es un sueño peor que
las tortitas o una rueda pinchada:
por qué continuamos
con la cabeza y
los bolsillos llenos de
polvo
como un niño malo que acaban de expulsar
del colegio...
dígamelo
usted que fue un héroe en alguna
revolución
usted que enseña a los niños
usted que bebe con calma
usted que posee grandes casas
y pasea por jardines
usted que ha matado a un hombre y posee una
bella esposa
dígamelo usted
por qué ardo como un
viejo vertedero
seco.

podríamos mantener una correspondencia
interesante.
tendríamos ocupado al cartero.
y las mariposas y las hormigas y los puentes y
los cementerios
las constructoras de cohetes y los perros y los mecánicos de coches
continuarían
un poco más
hasta que nos quedásemos sin sellos
y/o
ideas.

no se avergüence de
nada; supongo que Dios pensó en todo
incluso
en las cerraduras
de las puertas.

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