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La senda del perdedor

El canto de la tripulación

En la tienda de hamburguesas somos catorce, siete en el turno de mañana y siete en el de tarde. Yo estoy en el de mañana, pero a veces me pasan al de la tarde, si alguien se ha puesto enfermo o tiene el día libre.

En el comedor central está la foto del empleado del mes, la tienen ahí colgada para que todo el mundo la vea. Al principio el empleado del mes era uno más, me refiero a muchísimo tiempo atrás, pero trabajó tanto y tan bien que le ascendieron a empleado del mes y hasta pusieron su foto en el comedor central. Según parece, desde hace más de un año nadie ha conseguido desbancarle, claro que, viendo al resto, no se puede decir que haya tenido mucha competencia. A pesar de la magnífica labor del empleado del mes las cosas no van demasiado bien. Según el jefe de zona somos uno de los equipos más lentos de la empresa. Cada semana nos pasan un informe y allí todo el mundo fríe, envasa y vende más hamburguesas, más patatas fritas y más aros de cebolla que nosotros. El empleado del mes dice que a ver si nos esmeramos pero, al parecer, aquí nadie le presta mucha atención al empleado del mes.

En la tienda de hamburguesas te hacen llevar una camisa de rayas rojas y naranjas, pantalones rojos y una gorrita de rayas rojas y naranjas con una hamburguesa de cartón en lo alto. Te pones el uniforme al entrar y no te lo quitas para nada hasta que sales. En la foto que cuelga del comedor central se ve al empleado del mes de cintura para arriba con su gorra y su hamburguesa encima.

El empleado del mes pasa la mayor parte del tiempo en las cajas registradoras vigilando que todo el dinero caiga en el mismo sitio, después se pasea por las freidoras de hamburguesas y por la máquina de los refrescos; allí se mete un poco con el gordo Lorenzo y finalmente viene a ver cómo van los aros y las patatas.

El empleado del mes tiene cara de imbécil...

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