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La senda del perdedor

El sudor de los niños no es como el de los hombres

Las cosas en general van siendo peores según creces, por eso resulta especialmente cruel que te amarguen la vida de pequeño, cuando aún tienes posibilidades. Los hombres se vuelven repugnantes con la edad, van empeorando año tras año hasta convertirse en viejos babosos.

Cuando era pequeño quería estar una semana o un mes sin decir ni palabra, pero luego no conseguía estar más de una hora con la boca cerrada. Cuando era pequeño me enfadaba muchísimo. Ahora me enfado menos y sin tanto empeño. Si me preguntaban en clase me ponía colorado como un tomate. También si alguien se metía conmigo o si se me acercaba alguna chica. Por eso andaba todo el día pegándome. El colegio es un sitio horrible y sólo hay una manera de que no te toquen demasiado las narices: a tortas. Si no eres capaz de pegar a nadie estás perdido, ser el mierda de la clase es casi tan malo como ser el gordo o el marica. Si yo hubiese sido el gordo de la clase, ahora estaría encerrado en un supermercado disparando con una recortada sobre todas las madres y sus hijos y los empleados de mantenimiento sin compasión ninguna.

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